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Autor: Gaspar Montero
Fecha de publicación: enero 4, 2021

Desde que el fenómeno OVNI tomara notoriedad a mediados de la década de 1940, después del célebre caso del avistamiento de Kenneth Arnold y posteriormente, el misterioso caso Rosswelt, la atención sobre este tipo de misterios ha seguido in crescendo a lo largo de estas décadas. Y es que una de las preguntas que más se repite el ser humano es si estamos realmente solos en este Universo tan enorme en el que nos ha tocado vivir. ¿Qué posibilidades hay de que seamos el único planeta habitado? Si hubiera otras formas de vida inteligente en el Universo, ¿no estarían también tratando de encontrarnos? La fenomenología OVNI se mueve entre los casos desclasificados y oficiales, y la rumorología de los investigadores de campo que, durante décadas, han ido recogiendo los testimonios de personas normales que un día se toparon con lo imposible. Personas como el doctor Francisco Padrón, convertido en uno de los más ilustres defensores de la teoría OVNI en España.

El doctor Padrón es uno de los protagonistas del que es, seguramente, el caso más importante de la ufología canaria. Las islas Canarias son un archipiélago perteneciente a España, pero  ubicado cerca de las costas de África, a miles de kilómetros al sur de la península ibérica. Destino turístico reconocido internacionalmente, el archipiélago siempre ha sido considerado un paraíso por su clima templado y primaveral durante todo el año, sus preciosas playas y sus paisajes naturales impactantes. Pero para los amante del misterio, Canarias también significa mucho más que eso. El caso conocido como Los Gigantes de Galdar y ocurrido hace cuarenta y cinco años sigue siendo uno de los más estudiados y analizados de toda la historia de la Ufología, puesto que para muchos es una de las evidencias más claras de la presencia de naves extraterrestres en nuestro planeta.

22 de Junio de 1976

En una apacible noche de finales de primavera, el doctor Francisco Padrón y un acompañante, hijo de la paciente a la que iba a visitar, montaron en un taxi con dirección a la casa de la convaleciente. Era el 22 de junio de 1976 y la visibilidad en el cielo canario era perfecta. Había caído la noche, y el doctor y su acompañante charlaban tranquilamente cuando comenzaron a sentir una extraña presencia a su alrededor. Según explicaron ellos mismos más tarde, era como si algo les observara desde lejos, pero estuviera muy presente. La sorpresa llegó a mirar por la ventana y corroborar como, en el firmamento, se podía ver una gran esfera, de unos veinte metros de ancho, que parecía ser casi totalmente transparente puesto que permitía observar las estrellas a través de ella.

Lo más sorprendente, sin embargo, es lo que había dentro de esa esfera. Según ambos testigos, podían observarse un par de figuras muy altas, de más de tres metros, enfundadas en un colorido traje rojo de un tono muy intenso, y con las cabezas alargadas, de color grisáceo. Ambas figuras eran totalmente distinguibles y se movían por el interior de la supuesta nave. Durante más de quince minutos, la esfera “persiguió” en el firmamento al taxi, en una zona intermedia entre las localidades de Gáldar y Teide, nombrándose el caso por la primera de ellas. Tras ese periodo de “persecución”, la esfera cogió gran velocidad y se colocó a mayor distancia, volviéndose en este caso azulada, justo antes de desaparecer por completo en el firmamento estrellado.

La historia del doctor Francisco Padrón

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El suceso no pasó desapercibido en la isla de Tenerife al día siguiente, ni mucho menos. Fueron decenas, seguramente cientos, los testigos de aquel extraño acontecimiento, algo que sin lugar a dudas se salía de lo normal. Tal fue la expectación que, al día siguiente, varios diarios regionales se hicieron eco de la noticia, aludiendo a una “extraña esfera translucida”, pero sin comentar nada de sus supuestos tripulantes. Aquel detalle lo daría el eminente doctor Francisco Padrón, un hombre que llevaba toda su vida en la zona y que trabajaba como médico de familia, atendiendo a los casos de las personas que no podían desplazarse, como la paciente a la que iba a visitar aquella noche, cuando todo ocurrió. Padrón no tuvo ningún problema en comentar lo que vio, aportando datos muy concretos acerca de la esfera y de los supuestos gigantes de su interior.

Sin embargo, a los pocos días del suceso y  habiendo conseguido ya notoriedad dentro de las islas por las noticias que aparecían en los medios de comunicación, el doctor Padrón recibió la visita de varias personas del Ejército Español, que querían conocer detalladamente su historia. Incluso le pidieron que realizara algunos dibujos, que posteriormente serían llevados a comisaria para tomarle declaración  por lo que había sucedido. Muchos afirman que aquella visita no era precisamente de cortesía, sino que el Ejército buscaba tapar lo sucedido, ya que tenía que ver con algún tipo de nave alienígena. Sin embargo, Padrón siguió contando su historia sin callar nada, y dando entrevistas hasta casi el día de su muerte, muchas décadas después. En algunas de esas entrevistas, Padrón se mostraba cien por cien seguro de que lo que habían visto eran seres de otro planeta.

Los gigantes

El caso pasó a conocerse como el de Los Gigantes de Gáldar, gracias sobre todo al testimonio de Padrón y de sus acompañantes en el taxi, que fueron al parecer los únicos en ver a aquellos dos individuos dentro de la supuesta nave. Su aspecto era antropomórfico, pero con un tamaño desmedido. Eran enormes, y estaban enfundados en un traje rojo intenso, muy entallado. Además, el médico y sus acompañantes pudieron comprobar también que poseían cabezas alargadas, apepinadas, y de un color gris o verde muy oscuro. Existen numerosos dibujos sobre ese avistamiento y reimaginaciones sobre cómo podrían ser los supuestos seres que iban dentro de la nave.

Desclasificación del caso

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Hemos de entender que el caso de los Gigantes de Gáldar tuvo lugar en un momento tremendamente convulso en la historia de España. El dictador Francisco Franco acababa de morir meses antes, y el país se encaminaba hacia la democracia a través de un proceso constituyente. El caso fue estudiado por el Ejército, que recabó en un mismo informe las declaraciones de todos los testigos, incluidas las de Padrón, pero también las de algunos de sus propios miembros, desde pilotos hasta soldados enviados a un buque cercano, que también observaron la esfera en el cielo. En 1993, el documento oficial se desclasificó, y fue uno de los más interesantes en torno al tema ufológico, aunque la conclusión a la que llegaba el informe era la de una confusión colectiva, afirmando que lo que los testigos vieron eran las estelas de los misiles de pruebas llevadas a cabo en la costa africana de Cabo Verde. Esa es la teoría oficial, pero  por supuesto, muchos no se contentaron con ella y siguen defendiendo que hay algo más en este caso, algo que la versión oficial oculta.