¿Existe el porno satánico?
La figura de Satán ha fascinado y aterrado a partes iguales a la sociedad occidental desde hace siglos. Propia del sistema de creencias cristiano, aunque también existe una figura muy parecida en el Islam, el origen de este ángel caído se encuentra en tradiciones mucho más antiguas. De hecho, la idea de que Dios tuviera un “enemigo” no era original del cristianismo. Se buscaba, eso sí, utilizar esa dualidad como alegoría del bien y del mal, para marcar claramente los conceptos. Dios era la luz, la bondad, todo lo positivo que había en el mundo, Satanás representaba precisamente todo lo contrario, la oscuridad, la traición, el pecado… La historia de cómo el ángel favorito de Dios, Lucifer, termina siendo seducido por las sombras y cambiando de bando, tiene su antecedente en figuras como la de Prometeo. Igual que él, Lucifer también quiso compartir el conocimiento con los hombres, enfrentándose a Dios en el proceso.
Capitán de las huestes del Infierno y príncipe en aquel desolado paraje, Satanás ha recibido muchos nombres a lo largo de los siglos, y ha representado el lado oscuro e indeseable. Pero ya en el siglo XVII algunos poetas y literatos entendieron que su figura solo había sido manipulada por la religión. Y de hecho, la escogieron como propia, para ensalzar la libertad, el libre derecho de elección frente a la imposición, incluso cuando sea divina. Genios como William Blake o John Milton marcaron distancia con esa imagen arquetípica que el cristianismo había creado. Su influencia sería recogida ya en el siglo XIX por diversas teologías que incluso se atrevían a ensalzar la figura de Satán frente a Dios. El satanismo, tanto teológico como filosófico, se ha extendido en las últimas décadas a través incluso de productos como películas y series de televisión. Es un satanismo mainstream, por supuesto, y en la mayoría de casos alejado de la teología. Es decir, los adeptos no creen en Satán como un ser superpoderoso, sino más bien como una alegoría de libertad, de rechazo al orden establecido. Los tentáculos de Belcebú pueden haber llegado incluso al cine porno, que hoy en día está más de moda que nunca.
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